¿Qué tienen en común estás tres imágenes?
¿Lo adivinas?
Pues sí, que en todas ellas el protagonista se ha tenido que esforzar para conseguir sus objetivos:
- Valentín entrena mucho para tener una buena condición física.
- Billy dedica muchas horas a estudiar para sacar muy buena nota en el examen.
- Y yo practico a menudo el lanzamiento de tres puntos para tener un alto porcentaje de aciertos.
El esfuerzo es el padre de los valores. No hay ningún valor que se pueda desarrollar sin él. Tienes que esforzarte para trabajar en equipo, para ser valiente, para tener una formación, etc.
El esfuerzo es hacer todo aquello que depende de ti para conseguir un objetivo y hacerlo lo mejor que puedas.
No sirve que te esfuerces un poco, de vez en cuando, cuando te lo piden... Para ir completamente seguro al examen te tienes que haber esforzado siempre y en todo momento: haber estado atento a todas las clases, haber hecho todos los deberes y haber estudiado todo lo que podías. Sólo así te sentirás preparado para hacer la prueba.
El esfuerzo ayuda a no ponerte nervioso cuando llega el momento de la verdad. Si te has esforzado al máximo para prepararte no tendrás dudas y confiarás más en tus posibilidades. Creerás que has hecho todo lo que dependía de ti para que te vaya bien.
Otro motivo para esforzarte de forma continuada es poderte superar hasta llegar a tu límite. Si te esfuerzas puedes ganar o puedes perder, pero si no te esfuerzas ya has perdido. Si no te dejas la piel, nunca sabrás si te han ganado porque son mejores o porque no lo has dado todo.
No tienes que esforzarte para quedar bien con alguien o porque te lo piden. Lo tienes que hacer para estar tranquilo contigo mismo y porque estás convencido que es la mejor forma de conseguir tus objetivos.
Padres, profesores y entrenadores te pedirán que te esfuerces. Si sólo te esfuerzas porque te lo dicen, en cuánto dejen de pedírtelo, tú también dejarás de esforzarte. Siempre dependerás del nivel de exigencia que te marque tu entorno. La única forma de conseguir que te esfuerces siempre es hacerte tuyo el valor del esfuerzo.
Tu esfuerzo sólo depende de ti pero el resultado de ese esfuerzo se escapa de tu control. Ahora bien, si tienes el hábito de esforzarte siempre al máximo tienes muchas más opciones de conseguir tus metas. Y lo más importante, si persistes en el esfuerzo no podrás reprocharte nada a ti mismo. Si te esfuerzas, ganarás más veces que perderás.